Por: Rafael Archondo - Periodista
El Tribunal Supremo Electoral (TSE) se ha hundido en el ridículo en un par de horas. Cientos de ciudadanos comprobaron, casi al mismo tiempo, que militaban, sin saberlo, en partidos de cuya existencia, ni siquiera sospechaban.
¿Puede haber un golpe más demoledor contra la confianza que ya empezábamos a perder en esa institución elegida en un 100% por los dos tercios de la mayoría parlamentaria oficialista?
El TSE ha descendido al nivel cero de la credibilidad. Un enemigo brutal del gobierno, Rafael Quispe, aparece en los registros de militantes del MAS y Carlos Mesa no figura en los del FRI. A ver, prueben si alguien es capaz de decir algo más oneroso para la imagen del TSE que eso...
¿Qué es lo que ha quedado en duda? Dos cosas, la primera más grave que la segunda.
1. Las otorgaciones de personerías jurídicas a los partidos políticos fueron realizadas de modo irregular. ¿Podemos creer, por ejemplo, que SOL.BO no la consiguió y que sí lo hizo el partido de Félix Patizi o el desconocido PANBOL?
2. Las primarias se harán sin tener un registro serio de los que pueden y no pueden participar.
Pero aún hay algo más grave y comprometedor. ¿Cómo consiguieron los partidos los nombres y números de cédula de identidad de los ciudadanos de quienes falsificaron sus firmas y huellas para llenar sus libros?.