Otra pandemia en la pandemia. La violencia sexual no ha cesado en medio de la emergencia sanitaria por el coronavirus y, en promedio, cuatro niñas, niños y adolescentes han sido víctimas de agresión cada día por parte de sus padrastros, tíos, vecinos y padres.
Celia Taborga, la oficial a cargo del Fondo de Población de Naciones Unidas (Unfpa) en Bolivia, y la abogada Jessica Echeverría, revelaron la magnitud de la violencia y apuntaron a los depredadores: padrastros, tíos, vecinos, hermanastros, padres.
“Las cifras son alarmantes, dan cuenta de otra pandemia en medio de la pandemia”, dijo Taborga, “y las consecuencias son dramáticas, se reflejan en el aumento de embarazos prematuros y matrimonios forzaos de niñas de 10, 11, 12, 13 años”.
Y añadió que “hay que llamar a esto por su nombre, es machismo puro, ese machismo que alimenta la idea de que los hombres tienen el poder, por tanto, pueden ejercer control sobre la sexualidad de una niña, de una mujer, y esto es producto de una relación de desbalance, patriarcal, que se reproduce y se naturaliza en la sociedad”.
El abuso sexual, las violaciones y los embarazos, muchas veces terminan en infanticidios y en feminicidios, advirtió Jessica Echeverría, que desde hace varios años ha asumido la defensa gratuita de las víctimas y ha logrado aglutinar a otros abogados y psicólogos en esa cruzada, primero en Santa Cruz y, luego, en otras ciudades del país.
En el contacto diario con víctimas de violencia sexual, la abogada ha constatado que “el silencio al que son sometidas, equivale a ser violadas una y otra vez, porque viven amenazadas, con temor, les cuesta contar lo que les ocurre, y, en no pocos casos, cuando finalmente lo cuentan, nadie les cree”.
Este no es problema pequeño, “está ocurriendo en el lugar donde las niñas, niños y adolescentes debieran sentirse protegidos, pero como sus hogares no son lugares seguros, su extrema vulnerabilidad les acarrea traumas que los marcará por el resto de sus vidas”, insistió.
Celia Taborga, por su parte, se centró en las cifras para demostrar la gravedad del problema. Y subrayó según un reciente estudio del Unfpa, “de enero a mayo se registraron 663 embarazos en niñas menores de 14 años en Bolivia, todos registrados en el Sistema Nacional de Información en Salud (SNIS). Es decir, alrededor de cuatro casos por día que -por la edad- son considerados producto de violencia sexual. No menos preocupantes son los 12.867 embarazos en adolescentes de 15 a 19 años”.
Dijo que, si se suma a esos datos los embarazos en adolescentes de hasta 19 años, el total es de más de 13.000 gestaciones en menores, es decir, 89 por día.
Y para preocuparse aún más, dejó sentado que “tenemos que considerar el subregistro por la suspensión de actividades en las oficinas públicas, pero también por las limitaciones de circulación que impuso la cuarentena y que le impidió acceder a los servicios de salud”.
Según Echeverría, el aislamiento social y el encierro durante la cuarentena, impactó de manera muy negativa, porque “tuvieron que permanecer encerradas con sus agresores, estuvieron virtualmente viviendo con sus enemigos”.
Tenemos que saber que este no es un problema pequeño, es de una magnitud tan grande que ya tiene carácter pandemia “Es momento de rescatar a las niñas, decir basta, esto no es tolerable”, subrayó.
Cuestionó “la doble moral, que no se conduele de la situación que viven niños, niñas y adolescentes y beneficio a los violadores. Hay grupos fundamentalistas que no sólo son tolerantes, son también cómplices, porque pretenden obligar a las víctimas llevar a fin sus embarazos producto de la violación”.
Para ilustrar este extremo, recordó lo que ocurre actualmente en Yacuiba, donde grupos Pro-Vida ha lanzado una conminatoria exigiendo que no se de curso a la interrupción de un embarazo producto de violación solicitado por los padres de una niña de 11 años vejada por su padrastro. “Es otra forma de violencia contra las niñas y adolescentes víctimas de violencia sexual”, insistió.
Celia Taborga dijo que “es urgente una educación integral para la sexualidad, tiene que dejar de ser un tabú”. Y Jessica Echeverría coincidió con ese planteamiento, pero exigió aún más y dijo que “hay que empoderar a las niñas, niños y adolescentes, dejarles en claro que la violencia sexual es un delito que tiene sanción penal, que no deben callar. Y lo más importante, decirles “te creo”, “puedes contarme todo y contar conmigo”.
“Tenemos que tomar acción para proteger, para educar, para informar y para dar el apoyo para cuando ya la situación ha sucedido y las víctimas se ven tan afectadas que requieren un apoyo de la sociedad”, agregó la abogada.
A continuación, la entrevista completa con Celia Taborga y Jessica Echeverría.