Vía: CNN | El Deber |
Desde su escondite en un baño, un residente de Kyiv con doble nacionalidad —ucraniana y boliviana— cuenta su verdad de la invasión rusa. Luis Alberto Flores, un instructor de artes marciales, narra cómo vive la ocupación rusa y denuncia lo que cataloga es una masacre que Rusia está perpetrando en Ucrania sin distinguir entre civiles, familias, niños o mujeres.
Es pasada la medianoche (hora de Kiev) y Vladimir Tordoya, ex cónsul honorífico de Bolivia en Kiev, conversó, vía telefónica, unos 20 minutos con EL DEBER.
“Está todo oscuro. No hay iluminación pública. La ciudad está desierta”, empieza contando, con un tono de voz que a medida que relata los hechos se quiebra y se corta.
Tordoya, al tener una hija en terapia intensiva, optó por no dejar la ciudad, asegura que fue la mejor decisión. No se iba a perdonar si abandonaba a su pequeña.
“Todo el mundo está escapando. En una ciudad con 3,5 millones de habitantes, la salida de al menos de un millón ya es mucho. La mayoría huye hacia Polonia que está a unos 500 kilómetros”, explica Tordoya, mientras de fondo se escucha uno que otro estallido.
“En un intervalo de 10 minutos hay explosiones. Eso te pone muy nervioso. Te asusta y no sabes que hacer”, lamenta.
Temor que crece, porque de acuerdo con la información de la televisión local, para esta madrugada, del 26 de febrero, se espera que los rusos bombardeen el centro de la capital.
“Eso han informado, por lo que todos estamos muy asustados. Esperando lo peor”.
En cuanto a la provisión de agua y alimentos, Tordoya sostuvo que ante las distintas amenazas la mayoría de la población puedo almacenar diferentes alimentos y varios botellones de agua.
En su caso, él y su familia (su esposa y dos hijas, la tercera esta en el hospital), cuenta con alimentos y agua para una semana.
“Hasta ayer, 24 de febrero, los supermercados estaban atendiendo con normalidad. Hoy, 25 de febrero, cerraron sus puertas. Solo atienden las farmacias”, contó.
El ex funcionario explicó que en Kiev hay unos 35 bolivianos y otros 10 en el resto de Ucrania. Que constantemente recibe llamados que le consultan si pueden ir al Consulado o que trámites necesitan para poder salir de Ucrania y llegar a Polonia.
“Mucho no se puede hacer, porque ya no soy funcionario. Es en Moscú donde hay una representación diplomática. En Ucrania nunca hubo.”, por lo que la situación es desesperante.
“Cuando apenas oscurece ya nadie sale. Como la ciudad está vacía hay temor de que se produzcan robos o asaltos. No hay control policial. Por eso le hablo desde mi patio y no salgo a la calle”, hizo notar Tordoya.
Tordoya es de Cochabamba y aprovechó para hacer conocer a sus familiares que se encuentra bien, que no se preocupen y que los va a tener constantemente informados de lo que suceda con él y su familia.
En el sótano donde se esconde debe compartir, el reducido espacio, con unas 60 personas, que en turnos salen al patio para renovar el oxígeno del lugar, estirar las piernas y mirar al cielo como unas luces veloces surcan el espacio para luego retumbar en un lugar no muy alejado.