Por: Zulema Alanes B. |
En dos meses Evo Morales movió sus fichas para retomar el control del gobierno y proyectar su liderazgo con miras al 2025. “Aquí está tu pueblo, Lucho. No estás solo, no te vamos a abandonar” dijo el 28 de noviembre luego de encabezar una marcha, pero esa frase fue el preludio de una secuencia de acciones que tomó para su reposicionamiento con miras al 2025.
Un mes después, el 31 de diciembre, el jefe del MAS cambió su impronta discursiva. “Hemos visto a Lucho solo, no hay quién lo defienda”, aseguró Morales y exigió cambios en el gabinete luego de evaluar el desempeño del gobierno en Villa Tunari, en el ampliado de las Seis Federaciones del Trópico de Cochabamba, para no dejar duda del respaldo de sus bases a la demanda de ajustes en el gobierno.
Se barajó nombres y se mencionó a Juan Ramón Quintana y Carlos Romero. Los días sucesivos la pugna interna que fue puesta en evidencia por el propio Morales mostrará que con miras al 2025 necesita tener al ala dura del MAS en el gobierno.
LA ESTRATEGIA DE EVO MORALES
Evo Morales está decidido a no permanecer en la periferia, pero se mueve en una dinámica de avances y retrocesos para no asumir la responsabilidad de la mala gestión del gobierno. “Salvo mi responsabilidad, explicando, compartiendo algunas experiencias, pero finalmente Lucho toma sus decisiones. Es el Presidente”, dijo luego de propiciar reuniones de evaluación y demandar el cambio de gabinete.
El 14 de noviembre, el jefe del MAS se sumó a la demanda de abrogación de la Ley de Ganancias Ilícitas. "Evidentemente, afectaba a algunos sectores de la economía informal. Para mí, una cosa es la economía ilegal, otra cosa es economía informal, afectaba (…) Entonces, mejor hay que abrogar”, dijo Morales, tres días después que Luis Arce, tras una masiva concentración del MAS en el Trópico de Cochabamba, aseguró que no iba a retirar la norma y denunció que se intentaba desestabilizar a su gobierno.
Evo Morales actúa desde su bastión cocalero. Y con el apoyo de sus bases urde sus estrategias y aprovecha cualquier error desde el poder para lograr rédito político.
El cambio de ministros se decidió el 3 de diciembre, en la reunión que presidió en el denominado “estado mayor del pueblo” en el Trópico de Cochabamba. Dos días después, Morales anunció la evaluación de los ministros en un encuentro en el Trópico de Cochabamba y bajó la bandera para que todas las organizaciones convoquen a ampliados y desde diferentes sectores empezaron a exigir los ajustes.
El 29 de diciembre estuvo en la Casa Grande del Pueblo y un día después propició una reunión que evaluó el primer año de gestión de Luis Arce y pidió ajustes en el gabinete de ministros.
Diez días después, el líder del MAS volvió a reunirse con Luis Arce, esta vez fue para iniciar “las reuniones de coordinación” que se cumplirán una vez al mes con Luis Arce y dirigentes de organizaciones afines al partido gobernante y habló de la necesidad de un gabinete político.
Dirigentes de su confianza hicieron eco de sus demandas. Leonardo Loza, senador oficialista detalló que cesarán a los ministros responsables de que el Gobierno haya retrocedido en temas clave y se optará por perfiles más políticos, que defiendan la gestión y con capacidad de neutralizar los momentos de tensión “para no retroceder y equivocarnos”.
El vicepresidente del MAS, Gerardo García, que usualmente no tiene ninguna gravitación pública salió al paso para hablar del “vacío” en el Ejecutivo y apuntó tanto al vicepresidente, David Choquehuanca, como a los ministros de Estado.
“Hay un silencio, lo dejan a nuestro Presidente solo, no hay quienes socialicen los decretos y las leyes que se sacan”, dijo.
Al menos seis nombres de ministros están observados: María Nela Prada (Presidencia), Eduardo Del Castillo (Gobierno), Iván Lima (Justicia), Jeyson Auza (Salud) y Gabriela Mendoza (Planificación).
PUGNAS AL INTERIOR DEL MAS
Con su intromisión en la gestión de gobierno Evo Morales hurgó el avispero. El cambio de ministros del gabinete ha decantado varias corrientes al interior del Movimiento Al Socialismo (MAS).
Pero el gabinete sería sólo la fechada de una pugna mayor que tiene que ver con el liderazgo y la futura candidatura presidencial del MAS. Al menos tres facciones al interior estarían pugnando por el control del partido para proyectar una candidatura: una que apuntala la reelección de Arce; otra que respalda a Choquehuanca y la tercera que postula a Evo Morales.
Pero quien realmente le quita el sueño a Evo Morales es el vicepresidente David Choquehuanca. Luego de la última reunión del Pacto de Unidad advirtió que se resolvió vetar los bloques que promocionen a alguno de los líderes de ese partido y especialmente apuntó al Bloque Choquehuanca al que calificó como un “error garrafal”.
“Nosotros nunca instruimos, nunca dijimos a ningún compañero que vaya a hacer campaña por Evo, Evo presidente. Lucho también aclaró nunca, pero sospechosamente aparece Bloque Choquehuanca, David Presidente, error garrafal”, aseguró Morales en el programa semanal en la radio Kawsachum Coca.
En junio de 2021, el propio Choquehuanca admitió en una declaración al canal F10 que una facción de su partido se organizó para respaldar su liderato y difundir su ideario y detalló que “Yo les he dicho que no llamen ‘bloque’ porque eso suena a división. Entonces me han dicho que se van a llamar ‘Generación Choquehuanca’”.
Entonces Evo Morales tenía otra agenda que incluía su proyección internacional. Estuvo en el Perú en la posesión del presidente Pedro Castillo, y de ahí en más propició varios encuentros en el país vecino hasta provocar que un grupo de parlamentarios promueva una declaratoria de persona non grata "por su negativo activismo político en Perú y su evidente injerencia e intromisión en la agenda del Gobierno". También se evitó la realización de la denominada cumbre de Runasur, una reunión de sindicatos, organizaciones sociales y colectivos civiles de Latinoamérica que Morales convocó en Cusco (Perú) para el 20 y 21 de diciembre.
Frustrada su agenda internacional Evo Morales se volcó a la política nacional. Propició la “marcha por la patria” supuestamente para respaldar a Luis Arce e inmediatamente después decidió intervenir abiertamente en el curso del gobierno, ya no sólo a través de mensajes desde su cuenta de Twitter sino desde la Casa Grande del Pueblo.
Y anunció iracundo, que “No podemos estar con bloques ni grupos (…). Si alguien sigue con bloque, grupo, Evo presidente, David presidente, Lucho presidente, es un traidor y un divisor, está dividiendo y está traicionando. No se aceptan”.
Y se inició una campaña contra el vicepresidente David Choquehuanca. Gerardo García, vicepresidente del Movimiento Al Socialismo (MAS), lo cuestionó duramente porque “nunca fue dirigente sindical” y pronosticó que su bloque “morirá ahí”, sin alcanzar mayor proyección.
“No nos preocupa, si lo quiere hacer, que lo haga, pero no va a llegar lejos, él nunca ha sido dirigente sindical, ha sido un técnico que nos ha apoyado política y orgánicamente, pero nunca ha sido un dirigente de base. Yo lo conozco perfectamente, es mi amigo, compañero de años, no tengo nada contra él, hablé personalmente, no me preocupa que haga su grupo, le he dicho de frente que no va a llegar lejos”, aseguró.
En cambio, respaldó a Evo Morales que “ha ganado con su sacrificio, con su lucha, ha enfrentado, ha sufrido encarcelamiento, persecución, tortura, es el verdadero líder de las bases, por eso tiene máximo respeto, él se lo ha ganado”.
Todo hace ver que Evo Morales necesita tomar el control del gobierno para, desde dentro, neutralizar a las facciones que podrían convertirse en un escollo a sus pretensiones con miras a las elecciones 2025.