LA DESPORTILLADA APUESTA DE LUIS ARCE POR LAS VACUNAS

Por: Edwin Herrera Salinas | 

Formalizó su apuesta en el discurso del 22 de enero, día del Estado Plurinacional. Frente a la Asamblea Legislativa Luis Arce lanzó los dados y aseguró que una semana después comenzarían a llegar 15 millones de dosis con el objetivo de vacunar a 7,3 millones de personas mayores de 18 años en todo el país. El Presidente decidió jugarse por entero confiado en que las vacunas, sobre todo las de origen ruso y chino, llegarían a Bolivia de manera oportuna y sería la oportunidad para mostrarse altamente eficiente en la gestión de la pandemia.

Seguro de su apuesta, Arce apareció junto a los primeros bolivianos inmunizados con la Sputnik V, en transmisiones de televisión en vivo, con la consigna “vamos a salir adelante”. Y cuando llegaron las vacunas chinas, se fue al aeropuerto de Santa Cruz, contó que habló personalmente con el presidente Xi Jinping, se tomó fotografías al lado de los contenedores de los biológicos y se alegró por las columnas de funcionarios públicos que agitaban banderas y ovacionaban el paso de los camiones con vacunas como cuando se recibe al Papa o un equipo de fútbol campeón de un torneo internacional.

Hasta utilizó las vacunas como mecanismo de chantaje electoral, antes de las elecciones regionales del 7 de marzo y días previos a la segunda vuelta en cuatro departamentos. Sin ruborizarse, porque estaba seguro de que había hecho una buena apuesta, condicionó al electorado de que el inmunizante ingresaría por los hombros de los votantes si éstos favorecían a los candidatos del MAS bajo la figura de que habrá mejor coordinación entre el nivel central del Estado con gobernaciones y alcaldías conducidas por autoridades masistas.

Pero la realidad le tenía una sorpresa. Después de más de dos meses del anuncio presidencial en Palacio Legislativo, la cantidad de vacunas que llegaron al país, con parafernalia mediática incluida, no al alcanzan al 10% de las 15 millones de dosis. El Presidente, que ya sabía de las dificultades, abrió el paraguas en México y anticipó que la vacunación masiva en Bolivia, prevista oficialmente hasta septiembre, se demorará a octubre de este año.

¿Por qué las vacunas no llegan al país en los tiempos establecidos y según los contratos suscritos? Problemas de producción, restricciones de exportación y alta demanda mundial son las explicaciones de las autoridades de gobiernon que antes habían asegurado que se tomaron todas las medidas para garantizar el arribo de las vacunas requeridas para la vacunación masiva. Es más, iniciaron el plan de inmunización con el personal de salud y personas con enfermedades renales y oncológicas, e informaron que partir de abril será por rangos de edad.

En concreto, de las 15 millones de dosis anunciadas por Arce, en este momento Bolivia cuenta con menos de un millón –20.000 Sputnik V, 228.000 AstraZeneca y 700.000 Sinopharm–, de las cuales ya se utilizaron varias decenas de miles. Aproximadamente 175.000 personas recibieron la primera dosis y 88.000 la segunda, la mayoría personal de salud a nivel nacional. Además, se han destinado de emergencia miles de vacunas a ciudades fronterizas del oriente para intentar contener un brote mayor de la cepa brasileña.

Pero el valde de agua fría para Arce y su administración vino desde Moscú. Las 1,7 millones de dósis que debían llegar hasta el 31 de marzo sufrirán una demora de al menos un mes, lo que provocará un desface en la entrega de los siguientes lotes hasta completar los 5,2 millones contratados por el gobierno hace meses. Y por si eso fuera poco, desde la India se informó que la provisión de vacunas AstraZeneca fue suspendida y, por tanto, el arribo de hasta 4 millones de dosis queda bajo un gran signo de interrogación.

Esta cadena de malas noticias provocará que la vacunación masiva prevista para abril quede coja, sin los biológicos necesarios para proteger a 1,2 millones mayores de 60 años y 1,3 millones personas con enfermedades de base, un total de 2,5 millones de ciudadanos para quienes se requieren cinco millones de dosis. Y como todo está encadenado, lo mismo ocurrirá en los meses venideros, con los otros grupos etáreos, todo porque no existe ninguna garantía real de que las vacunas estén en el país cuando se las necesite.

Entre tanto, los servicios departamentales y municipales de salud tienen listos planes de vacunación que incluyen lugares concretos como centros de salud, predios universitarios y unidades educativas, entre otros; cantidad de personas a ser vacunas por día; uso de la terminación de las cédulas de identidad para evitar aglomeraciones; y despliegue de brigadas médicas para vacunar en asilos, casas de reposo, penitenciarías y hospitales. Esos planes tendrán que ser modificados por la demora en el arribo de las vacunas.

El presidente Arce concibió las vacunas como la clave para vencer la crisis sanitaria y anotarse una resonante victoria política en términos de eficiencia institucional. Puso toda la carne al asador pensando que las vacunas llegarían según lo planificado. Ahora el panorama es totalmente distinto y, por tanto, la apuesta presidencial ha quedado desportillada primero porque las vacunas llegarán más tarde de lo previsto, luego porque tendrá que realizarse un reajuste en la planificación de la vacunación masiva y finalmente porque la aparición de la variante brasileña puede dar paso a la temida tercera ola de la COVID-19 en el país. De eificiencia gubernamental en la gestión de la pandemia, ni hablar.