Las alteñas y alteños, sin duda son parte importante de la solución de problemas nacionales; así ha sido a lo largo de la historia de esta joven ciudad. Como muestra un botón: la movilización alteña fue determinante para resistir y revertir el último gasolinazo.
Es imprescindible comprender y sentir la forma cómo nuestra gente alteña encara la vida; tener inteligencia para comunicar y llegar a acuerdos que permitan concentrarnos en soluciones, precisamente ahora que el coronavirus amenaza.
El Alto tiene aquello que los estudiosos llaman CAPITAL SOCIAL. Sí señor, capacidad de organización comunitaria, de trabajo, de lucha, de creación de patrimonio familiar, en fin, capacidad propia de ganarse la vida. Muchos problemas tendrían solución si respetamos, fortalecemos y armonizamos ese capital social con una gestión estatal eficiente y abierta.
Un rasgo interesante de este capital, es ser un colchón social en las crisis vividas, evitando mayores daños humanos. Hace unos días, Julio Mamani, destacado periodista, mostraba como en estos días, muchos pequeños emprendedores alteños, mostrando creatividad e inteligencia, adaptan/reinventan sus negocios, para evitar contagiar y contagiarse coronavirus, sin dejar de ganarse el pan de cada día. En estas iniciativas, el Estado está ausente.
Muchos productores alteños han empezado a fabricar barbijos, por iniciativa propia sin apoyo ni orientación alguna. Con seguridad hay capacidad de trabajo pero no hay asistencia técnica. El Gobierno Municipal podría apoyar, orientar y comprar masivamente barbijos que cumplan normas de bioseguridad y distribuir masivamente para proteger a la población alteña.
Más aún, en la evaluación de la mora crediticia, el éxito del microcrédito tiene una capital, es El Alto. Con créditos solidarios o individuales; pagan altas tasas de interés y mantienen moras bajas. Sin duda, además de ser gente trabajadora, l@s alteñ@s tienen racionalidad económica. En este esfuerzo, el Estado continúa ausente. Ahora es cuando facilitar para que buena parte de las dos líneas de crédito ofertadas por el Gobierno Nacional, sean aprovechadas por emprendedores alteños.
Esa racionalidad económica es más fuerte que las intenciones políticas de los dirigentes de turno. Se depurarán los dirigentes sociales/políticos, por presión de sus propias bases, se ratificarán los buenos y serán cambiados los que no estén a la altura de las soluciones que demandan los graves problemas. Es hora de poner la política a un lado, concentrarse en soluciones prácticas, ya.
Las autoridades deben acercarse a l@s ciudadan@s, con señales claras de apertura. Particularmente el Gobierno Municipal y Departamental deben diseñar rápidamente políticas públicas inteligentes y hacer una gestión eficiente. La pasividad e ineficiencia, es un cruel incumplimiento de deberes.
El desafío es grande porque El Alto hace tiempo que ha pasado el millón de habitantes con amplios bolsones de pobreza y déficits. Las autoridades solas no podrán; necesitan acuerdos con la población organizada, con ese capital social.
El Primer Acuerdo es por la salud, por la vida, sin más límite que la voluntad y la creatividad. Dejando a un lado corrupción, ineficiencia, pasividad y burocracia; las autoridades y dirigentes de turno tienen que comprender que es momento de concentrarse en soluciones, ya. El Alto de Pie, Nunca de Rodillas.