Por: Amalia Pando |
TRES MUERTOS EN PRONGO Y EL FIN DE UN CLAN.
Qué desafortunado instante. David Candía aceptó acompañar al teniente Eduardo Céspedes en un trayecto corto, hasta Porongo, para prestar ayudar a dos sargentos que habían quedado varados. Cómo podía saber que allí lo iban a matar.
Era la tarde del martes 21 de junio, Año Nuevo de los pueblos originarios, día feriado. David, en vez de quedarse en casa tomando cerveza con los amigos o visitar a su pequeña hija de un año y medio, decidió más bien ir a las oficinas del GACIP, el Grupo de Apoyo de Civiles a la Policía. En los últimos cuatro años David pasaba mucho tiempo en esas oficinas. No le pagaban, pero se sentía bien, hacía lo que su comandante, el teniente Céspedes le dijera. Le hubiera gustado ser policía pero ya tenía 27 años así que se conformaba con pertenecer al GACIP como voluntario y estudiar para mecánico.
ESPERANDO LA MUERTE
En la comunidad Los Cuchis de la zona del Urubó, en Porongo, los sargentos Eustaquio Olano de 48 años y Alfonso Chávez, tuvieron que esperar más de una hora a que el teniente Eduardo Céspedes y el voluntario David Candia aparecieran en sus motos con un mecánico de Santa Cruz para reparar el carro patrullero que se había plantado justo en el lugar donde iban a ser acribillados.
En esa hora de espera, o más, los sargentos tuvieron algún tipo de enfrentamiento verbal con Misael Nallar y su patota de 19 hombres que bebían cerveza y competían en ruidosos cuadratracks.
17 DISPAROS A SANGRE FRÍA
A las 16 horas, David y el teniente Céspedes dieron alcance a los sargentos que esperaban en el averiado carro patrullero. Del mecánico, que supuestamente los acompañó, no se sabe nada.
Una vagoneta ploma, tipo IPSUM, pasó varias veces por allí. Luego, dos sicarios colombianos dispararon al menos 17 veces contra el grupo de policías. El teniente Céspedes tuvo tiempo de protegerse detrás del carro patrullero y salvar su vida. Escapó de la muerte en la misma moto en la que había llegado.
Se sabe que David recibió 6 balas, dos en la cabeza. El carro patrullero quedó con dos impactos. En el celular de uno de los sargentos se encontró un video que registró a sus asesinos, a Misael Nallar y a los hombres que lo acompañaban, en total 19.
Los técnicos de la FELC-C levantaron de la escena del crimen 17 casquillos que corresponden a munición calibre 7.62 y 51 mm. de uso militar y por la fuerza antidroga, fabricada por la empresa del Ejército COFADENA.
CUATRO VERSIONES CONTRADICTORIAS
Hay otras versiones sobre las circunstancias del triple asesinato en Porongo. ANF registró cuatro relatos de diferentes autoridades. Uno de ellos dice que los sargentos lanzaron un gas lacrimógeno contra la patota de Nallar, no hay rastros de ello. Otra afirma que los sargentos enmanillaron a Nallar pero fue liberado por sus guardaespaldas quienes usaron las manillas policiales para maniatar a los dos sargentos y al voluntario David Candia antes de dispararles sin piedad y cuando se encontraban cabizbajos y de rodillas.
La única persona que puede dar fe sobre lo qué pasó es el sobreviviente de la matanza, el teniente Eduardo Céspedes Camacho y sin embargo hasta hoy no se conoció su testimonio.
DOS LLAMADAS DE AUXILIO
Sin embargo, hay certeza de que el teniente Céspedes fue quien llamó a la policía de Santa Cruz para pedir auxilio. Y esta llamada desbarató el intento de Nallar de “limpiar” la escena de la matanza.
También Nallar hizo otra llamada de auxilio. A gritos pidió comunicarse con alguien de la FELC-N para que solucione el problema.
Ese alguien sería el capitán Rubén Aparicio Villarroel, jefe del GIOE de la región Oriente, Grupo de Inteligencia y Operaciones Especiales de la FELC-N, según denunció en las redes sociales un grupo de policías indignados.
Esta versión no es tan descabellada puesto que 14 días más tarde, cuando cayó el comandante de la Policía, Jhonny Aguilera, el capitán Aparicio también fue suspendido de su cargo en el GIOE, aunque sigue en la FELC-N. La misma suerte corrió el mayor Álvaro Muñoz, del GIOE y ex asistente del comandante Aguilera. La sanción le llegó a solo una semana de haber sido galardonado por Aguilera y el ministro del Castillo por su “excelente” trabajo en el caso Porongo.
¿QUÉ HIZO NALLAR DESPUÉS DE LA MATANZA?
Se rapó el cabello y quitó la barba, según la declaración informativa ante la FELC-C de los dos colombianos detenidos, según El Deber. También revelaron que Nallar cambiando de vagonetas llegó al aeropuerto del Trompillo, en el centro de la ciudad de Santa Cruz, para abordar una de sus cuatro avionetas que lo llevo de ida y vuelta a la localidad de San Joaquín.
MUÑOZ, EL ARTICULADOR
El mayor Álvaro Muñoz, de inteligencia de la FELC-N, fue enviado por tres jerarcas de la Policía a tomar contacto con Nallar, los comandantes de la Policía, Jhonny Aguilera, de la FELC-N y del comando departamental de Santa Cruz.
La versión anónima de los policías indignados dice que Muñoz ayudó a Nallar a esconderse durante la noche de la matanza en el balneario de su propiedad, Itapemi.
A las 6 a.m. del 22 de junio, ambos habrían pasado por la casa de campo de Nallar, La Bendita y luego se encaminaron hacia un aeropuerto.
LUZ VERDE PARA UN VIAJE EN AVIONETA
La versión de los policías indignados dice que el mayor Muñoz dejó a Nallar en el aeropuerto de Guarayos mientras que los colombianos afirmaron que fue al El Trompillo.
Evo Morales, siempre tan bien informado en asuntos de narcotráfico, fue el primero en develar este insólito vuelo. Denunció que la FELC-N no registró la avioneta de Nallar. Eso sería lo de menos, el punto es que en el aeropuerto la FELC-N no lo detuvo siendo el más buscado del país.
Después, la Dirección de Aeronáutica Civil, DGAC, confirmó la realización de ese vuelo que se realizó sin autorización ni plan de vuelo.
A pesar de esa confesión, la DGAC no hizo nada para impedir ese vuelo o al menos su regreso de San Joaquín, cosa que ocurrió después del mediodía del 22 de junio. A las 16 horas Nallar se entregó al mayor Muñoz en el surtidor de Los Troncos.
La versión que dio Muñoz a El Deber fue que a las 11 de esa mañana (mientras Nallar estaba en San Joaquín) en el Comando de Santa Cruz sus superiores le pasaron el contacto con un “informante” anónimo con quien coordinó la entrega de Nallar.
… esta historia continuará.
Primera Parte | CASO DÁVILA
Segunda Parte | CASO SAJTA
Tercera Parte | CASO NALLAR
http://www.cabildeodigital.com/2022/07/quien-protege-al-narcotrafico-trilogia_11.htmlCuarta Parte | EL FIN DE NALLAR