Tenía más o menos 17 orificios de proyectil de bala y múltiples lesiones que daban cuenta de que fue torturado. Así el médico forense Rolando Costas recordó la autopsia que hizo hace casi 37 años al cadáver del sacerdote reconocido por su defensa de los derechos humanos, Luis Espinal.
El 22 de marzo de 1980, el cadáver fue encontrado en el camino a Chacaltaya, el cuerpo fue requisado para la autopsia, pero ya estaba sin ropa y lavado.
Al examen físico, se encontró en el cuerpo de Espinal varias equimosis -lesión subcutánea caracterizada por depósitos de sangre que provocan manchas- en la cara y en todo el cuerpo, siendo la más significativa una ubicada en la parte izquierda del tórax. El médico que practicó el examen al cadaver, abrió el tórax del cadáver y halló una fractura en el esternón, que pudo ser causada por un golpe con objeto contundente.
Al interior del cuerpo de Espinal, el doctor halló una gran hemorragia. Asimismo, registró que los impactos de bala perforaron el pulmón derecho, el estómago, los intestinos; comprometieron tres vértebras; rompieron el fémur y provocaron el estallido del riñón derecho, el bazo y el hígado.
Costas dijo que no abrió el cráneo de Espinal debido a que los consideró inútil luego de hallar la causa de la muerte en las otras partes de su cuerpo.
La hipótesis: el padre Espinal fue torturado antes de fallecer.
Según se sabe, Espinal iba a denunciar a través del semanario Aquí hechos de corrupción ocurridos en la FAB, como por ejemplo el negociado que realizó el coronel Jaime Niño de Guzmán para alquilar tres aviones Hércules C-130 de la FAB para beneficio personal.
El 21 de marzo de 1980, el padre jesuita, periodista y cineasta, fue secuestrado por paramilitares de la puerta del cine 6 de Agosto y al día siguiente su cuerpo fue encontrado con disparos de bala en la zona de Achachicala.