BOLIVIA: MÁS DE 1 MILLÓN DE VOTANTES FANTASMAS

 

Por: Susana Seleme Antelo | 

“El control total de todos los Órganos del Estado por el partido gobernante ha dejado la organización de elecciones periódicas como único elemento que genera en la gente la ilusión de que vivimos en una democracia... pero bajo condiciones legales, técnicas e institucionales que lo convierten en algo nominal, ya que la voluntad ciudadana y la soberanía son manipuladas no sólo a través del resultado electoral, sino a través de la información que se brinda a la ciudadanía para perpetuar en el poder al partido gobernante”. 

Rosario Baptista, vocal renunciante del Órgano Electoral Plurinacional (OEP)

Lapidaria sin concesiones fue la ex vocal Baptista. En su carta de renuncia, toca un punto de altísima sensibilidad en Bolivia: la ausencia de independencia de los poderes del Estado. Es decir, del Poder Legislativo, Judicial y Electoral - elevado a 4º poder del Estado-   frente  al poder político del Ejecutivo que domina a todos, en los casi 14 años del ex Evo Morales, repetidos hoy por su sucesor, Luis Arce.

La dominación política se extiende a las FFAA, a la Policía y a los movimientos sociales obreros y campesinos de antaño, como los de nueva creación, ya sin independencia sindical.  Amén de los cocaleros de Chapare –productores de la hoja de coca, materia prima de la mercancía cocaína- cuyas 6 Federaciones, brazo sindical/militar, responde a Evo Morales, su máximo dirigente hace 3 décadas. Y ahí va él, en la bipolaridad ilegal/legal, pues 95% de esos cultivos de coca, declaradas legales en 2017, van a la producción de cocaína con lazos, subterráneos o no, con el narcotráfico local y global.

Rosario Baptista dimitió al cargo de vocal del OEP el 11 de este mes. En el texto denuncia que “Hay más de 1 millón y medio de votantes fantasmas” y que el partido gobernante, el MAS, “bajo las condiciones actuales nunca perderá una elección”. Agrega que “más allá de las elecciones de 2019, en el proceso electoral de 2020 se ignoraron los verdaderos resultados... sometiendo a la ciudadanía a la voluntad del partido político.” Para desmontar este sistema, afirma, “se requiere un Órgano Electoral realmente independiente, abierto a la observación y verificación ciudadana y dispuesto a devolver a la ciudadanía el derecho de elegir libremente”.

No es la primera vez que la vocal Rosario Baptista expresa desacuerdos con el OEP, lo que ya le valió la suspensión temporal de su cargo. En esa época, Batista denunciaba que existía un “padrón paralelo”.

De sobra sabemos que en 2019 hubo fraude, como atestigua el Informe de

Auditoría Integral realizado por la OEA. Y basta revisar noticias del entonces y del 2020, para comprobar la preocupación de periodistas, políticos, diputadas, abogados y analistas sobre el Padrón Electoral.

Se hablaba de “fraude sistémico”, “padrón secreto”, “la madre de los fraudes”, y que con “ayuda venezolana” se infló el padrón, ya en 2009, al inscribir nada menos que un millón cien mil nuevos ciudadanos, en apenas diez días, apunta Humberto Vacaflor. Detalla que “las cifras del padrón” eran “superiores a las de la población en edad de votar.” (ANF. 9.XI.2020).

En 2009, la Corte Electoral de entonces firmó un acuerdo con la empresa NEC

argentina, socia de la Smartmatic Venezuela, de confianza del populista Hugo Chávez (+). También sabemos que Morales, seguía “la línea dada por Fidel y Hugo” desde 2006.

En 1997, el padrón registraba 3.252.501 inscritos. Cinco años más tarde, 2002, tenía 4.097.278 votantes, y 4.461.198, en 2004. Para las elecciones de 2005, el padrón fue depurado y arrojó la cifra de 3.671.152 inscritos. En 2006, para la Asamblea  Constituyente,  el  padrón  tenía  3.713.376  inscritos,  es  decir  solo

42.224 nuevos eventuales votantes.

En las elecciones generales de 2009, ¡oh sorpresa!, el padrón sumó 1.079.142

nuevos registros. En diciembre de 2012, la Corte informó que el padrón tenía

5.162.395 inscritos. La ex diputada y politóloga Jimena Costa comparó las cifras

entre 2012 y 2014, y señaló que “en dos años el padrón tenía 5.971.152 inscritos; es decir, que creció en 404.378 nuevos inscritos por año”. (Los Tiempos, Cochabamba 14.7.2020).

El padrón de 2019 había crecido en algo más de un millón de nuevos votantes y llegó a la cifra de 6.974.363. Luego de anulados esos comicios por fraude, en el 2020, el OEP presentó un padrón preliminar de 6.990.762. Los expertos señalan que la votación de Arce, ese año, fue 10% menor que 55%. Sin embrago, se creen con licencia para matar la democracia.

En todo caso, Bolivia sobrevive sin pesos ni contrapesos al poder político crudo

y duro, que corrompe jueces, fiscales, magistrados y policías, salvo excepciones que las hay. A Carolina Ribera Añez, hija de la expresidenta Jeanine Añez, la policía la acorrala y le impide mostrar a Luis Arce, una cartulina con su “grito desesperado”  pidiendo la libertad de su  madre, en penosas condiciones de detención preventiva hace más de ocho meses.

Seguimos en lucha para exigir nuevo padrón electoral, desde cero, en el que, como reclama

Guido Añez en exilio político hace muchos años, “un ciudadano valga un voto”. Sí, a pesar de los corcovos con que ha respondido el propio OEP, exigimos un nuevo órgano que ejerza su independencia constitucional y sin votantes fantasmas.

Concluyo con un estribillo oído en los 9 días de paro exitoso contra la ley que pretendía robarnos el alma libertaria: “Bolivia no es Cuba, tampoco Venezuela, menos Nicaragua”. Sí se puede.

| Susana Seleme Antelo es periodista y analista política