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Por: Amalia Pando / MAIN |
Foto: El Deber |
Una fuga de amoniaco e hidrógeno en la Planta de Fertilizantes de Bulo Bulo hizo volar por el aire las pretensiones de Luis Arce de mostrarse eficiente en la reactivación de las empresas del Estado.
Dos días antes, el 6 de septiembre, Arce en un bullado acto oficial reanudó las operaciones de esta planta que estuvo cerrada durante un año. Su gobierno gastó otros 53 millones de dólares en la reparación de turbinas y otros.
Todavía no se había quitado la mistura y la serpentina del festejo cuando circuló la noticia sobre la fuga de amoniaco e hidrógeno causada por desperfectos en la brida de salida de un reactor.
Para el gobierno, lo más conveniente en estos casos es negar lo ocurrido tal como lo ha hecho en estos últimos cuatro años.
Esta planta de fertilizantes es el mayor daño económico causado al país por Evo Morales que debería devolver los 1.300 millones de dólares invertidos en este proyecto mal hecho, mal ubicado, sin mercado, sin competitividad y causante de millonarias pérdidas y daños ambientales.
EL PECADO ORIGINAL
Por suerte para Arce Catacora, Jeanine Añez lo presidió en sus funciones, gracias a ello tiene a quién echarle la culpa de este desastre.
Pero, lo cierto es que la planta de fertilizantes de Bulo Bulo tuvo fallas de origen.
Comenzó en 2012 con la turbia licitación digitada para que gane la coreana Samsung y con el retraso de dos años en su inauguración que finalmente ocurrió en 2017.
En los siguientes dos años se produjeron cuatro paros por fallas técnicas, fugas y contaminación ambiental, como la ocurrida en junio del 2018, todas negadas por el gobierno o justificadas con el pretexto de un mantenimiento.
El asambleísta de Cochabamba, Freddy Gonzales, detalló para la revista Energía, algunas de esas fallas que dejaron a la planta temporalmente sin energía eléctrica y sin nitrógeno:
Falla en la turbina de vapor 312 JT; falla en la turbina 101 JGT, daño del generador de nitrógeno 382 LX – 02; problemas en el generador de vapor boiler 311-BA que presenta fisuras en las tuberías para el tratamiento de agua ; el boiler generador de vapor 311 BB estaba fuera de servicio; y, daños en dos calderos que paralizaron la turbina 312 JT que dejó de producir el vapor que genera energía eléctrica.
Es evidente que los 53 millones de dólares que Arce gastó para reanudar la producción de fertilizantes no alcanzaron para reparar todo lo que está en esa lista, que no testearon cada uno de los equipos y que el apuro político los llevó a poner en riesgo a toda la planta y sus trabajadores y vecinos del lugar.
CAPRICHO COCALERO
En los pocos meses que esta planta pudo producir se demostró que su ubicación impide su factibilidad económica, es decir, nunca dará ganancias.
Se supo que su ubicación fue un capricho de Evo Morales que ordenó que se construya cerca de la zona cocalera y lejos, muy lejos, del Brasil que es el principal mercado de exportación.
El capricho del Jefazo encareció en 50 dólares la tonelada de urea, quitándole competitividad en el mercado internacional. Para compensar, subieron el precio en el mercado interno y bajaron para el fertilizante de exportación, lo que al final de cuentas no tiene sentido económico.
OCHO AÑOS PARA 89 KM. DE VÍA FÉRREA
Así también buscan abaratar los costos de transporte hacia el Brasil con la construcción de una vía férrea de 148 kilómetros y un costo de 300 millones de dólares que vinculará Bulo Bulo en Cochabamba, con Montero en Santa Cruz. De allí el tren de la red oriental llevará la carga de fertilizantes hasta Puerto Suarez, frontera con el Brasil.
El Tramo 1 de este proyecto, de 89 kilómetros, fue licitado en 2013 y hasta ahora no puede ser inaugurado. Por gestiones de la ex novia del Jefazo, Gabriela Zapata, fue inicialmente adjudicado a la china CAMC, que transfirió su ejecución a la Sinohydro. En 2015, a meses de cumplirse el plazo para la entrega de esta obra, apenas se había avanzado un 17 % aunque la CAMC ya había cobrado el 80 % del presupuesto.
En marzo de este año, el ministro de Obras Públicas, Edgar Montaño, anunció que iba a rescindir el contrato con la empresa boliviana que desde 2016 reemplazó a la CAMC. Pretendía contratar a una tercera constructora que en dos meses le permita inaugurar esta vía férrea.
El apuro se debía a la orden de la Presidencia de coincidir con la reapertura de la Planta de Bulo Bulo, inicialmente programada para mayo. Ni lo uno ni lo otro.
PARA NO CREERLO
Esta vía férrea será única en la región por la cantidad de problemas que conlleva. Un experto, Milko Moreno, explicó a El Deber que esta vía es de trocha métrica cuando la gran mayoría de los ferrocarriles del mundo son de trocha estándar. Por lo que es muy complicado y caro conseguir durmientes, locomotoras y vagones. Y, por si fuera poco, su capacidad de transporte, su resistencia, es de 72 toneladas cuando la vía estándar es del doble.
Significa que este tramo férreo no podrá ser interconectado y la carga tendrá que ser transbordada en Montero con un costo adicional. Pero, además, de regreso los vagones estarán vacíos pero cargados de pérdidas.
PROMESAS VANAS
Las proyecciones iniciales aseguraban que la producción de fertilizantes sería de 2.100 toneladas diarias. Además, se preveía el abastecimiento interno e ingreso anuales por $Us 233 millones.
Estas metas nunca se cumplieron. De hecho, un reporte de la consultora Gas Energy Latinoamérica determinó que en 2018-2019 la Planta tuvo pérdidas de $Us 34,4 millones.
DE PARO EN PARO NUNCA ARRANCÓ
Entre 2017 y 2019, la planta urea fue parada en cinco ocasiones. La primera ocurrió a los pocos meses de ser inaugurada.
EL Deber destaca que el 11 de diciembre de 2017, el entonces senador Óscar Ortiz, denunció que la producción de urea fue paralizada a días de ser inaugurada.
Unos días después, de igual manera el entonces presidente de YPFB, Óscar Barriga, reconoció que la planta paró por problemas en un dispositivo electrónico provisto por General Electric. Luego del incidente la planta volvió a operar en enero.
Pero los problemas continuaron. El 6 marzo de 2018, Ortiz denunció una segunda paralización. Esta vez la estatal dijo que la industria se paró por mantenimiento.
En abril de ese año, ante la Asamblea Legislativa el entonces ministro de Hidrocarburos, Luis Alberto Sánchez, reconoció que la planta estaba parada desde el 1 de marzo.
Incluso reconoció que la producción de urea no comenzó de forma inmediata debido a que se tenían que hacer pruebas.
La tercera paralización fue denunciada el 30 mayo de 2018. Esta vez, según la denuncia de Ortiz, la planta dejó de operar por una fuga de amoniaco y aseguró que incluso existían daños estructurales. Esto fue negado inicialmente por Sánchez, pero luego desde YPFB admitieron que esa fuga obligó a apagar los equipos.
Meses después el sitio de noticias Money, reveló una cuarta paralización. El reporte señala la hora y la fecha: las 22:40 del 18 de noviembre 2018. El motivo: fallas del compresor tipo turbina de aire de la planta de amoniaco.
En marzo de 2019, este mismo sitio web informó de una quinta paralización. El medio citó un problema grave en la turbina de compresión de aire que obligó a la petrolera a realizar un paro programado por 17 días.
En mayo de ese año, una vez subsanados estos problemas, YPFB programó ingresos por más de $us 120 millones por la venta de urea al mercado interno y externo, que nunca se cumplió.
La sexta paralización llegó en noviembre de 2019. En un comunicado de prensa, la nueva administración de YPFB, informó que el 12 de marzo un atentado terrorista destruyó 200 metros del gasoducto de Carrasco que dejó sin el suministro de gas natural a la planta que desde entonces se encuentra paralizada.
El gobierno transitorio no pudo correr con los gastos de reparación y consideró que la solución de fondo era trasladarla hacia la frontera con Brasil, pero luego descartó esa posibilidad por su enorme costo de $us 500 millones.
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