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Vía: Brújula Digital |
La economía boliviana se achicó al punto que cualquier recuperación leve respecto al 2020 -año de pandemia y cuarentena rígida- sea considerada por el Gobierno de Luis Arce como un crecimiento económico en lo que va el 2021, afirma el consultor internacional en Economía y Finanzas, Jaime Dunn.
Según el Gobierno, la economía de Bolivia muestra signos de una reactivación y en abril de este año alcanzó un crecimiento de 5,3% del Producto Interno Bruto.
“Pero lo que hay que tener cuidado con la presentación de estos números estadísticos, es ver qué significan porque el 2019 el Producto Interno Bruto era de 40.600 millones de dólares y el 2020 ha caído casi el 9%; es decir, ha perdido casi 3.500 millones de dólares. Te quedas con 37.000 millones de dólares”, explicó.
En esa línea dijo que si bien es cierto que el 2021 la economía creció al 5,3%, hasta abril continúa su PIB por debajo de los $us 40.000 millones "Significa que la caída profunda de la economía hace que cualquier incremento parezca mucho, pero ni siquiera se ha recuperado la pérdida, hay que tener cuidado con esas cifras”, señaló a Brújula Digital.
Observó también que desde el Gobierno se destaca que la construcción creció en 18%, “y es real, pero lo que no dicen es que cayó al 50% el 2020”.
De la misma manera apuntó que desde el Ejecutivo se destaca que el sector de los restaurantes crecieron a mayo en 15%, equivalente a 182 millones de bolivianos, pero lo que no dice el Gobierno es que 2019 estos mismos negocios vendieron 700 millones de bolivianos.
La Comisión Económica para América Latina y El Caribe (Cepal) estimó un crecimiento para Bolivia el 2021 del 5.1%, el Fondo Monetario Internacional (FMI) del 5% y el Banco Mundial del 4,7% del PIB, mientras que el Gobierno proyectó un crecimiento de un 4,4% de crecimiento.
“Pero lo que no se dice es que el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional o la Cepal no dicen que para el 2022 va a ser del 4,5% y para el 2023 del 3%. ¿Qué te están diciendo con eso?, que los organismos internacionales están reconociendo que el rebote es estadístico”, afirmó.
Dunn comparó el rebote de las cifras estadísticas como el rebote del gato muerto, “que se cree que está vivo por rebotar después de caer al pavimento, pero está muerto”.
Para el analista económico, la estimación que hacen los organismos internacionales sobre el crecimiento de solo el 3% del PIB para el 2023 es preocupante, porque revela la falta de implementación de políticas que estimulen permanentemente el crecimiento.
“Todas las medidas han sido coyunturales y lo peor es que el modelo económico social comunitario productivo sigue vigente desde el 2011, y que el 2014 el modelo tenía una fecha de expiración que era cuando los precios de los commodities cayeran”, sostuvo.
Sin embargo dijo que como los precios de los commodities no cayeron, se continúa con el mismo modelo económico y por tanto, “seguimos dependiendo de los precios internacionales”.
“¿Cómo financiaba el Gobierno sus actividades?, con los ingresos por la exportación de las materias primas, pero desde el momento en que esos ingresos han disminuido y los gastos se han mantenido, el Gobierno buscó como solución prestarse, por lo que el endeudamiento interno y externo creció”, dijo a este medio.
Las proyecciones del propio Gobierno muestran déficits fiscales constantes, incluso hasta el 2027. Y el problema de esta situación según Dunn, es que la deuda total, entre la interna y la externa ya supera el 50% del PIB y se proyecta que hasta el 2024 llegue al 70%, lo cual no es saludable para una economía que busque crecimiento.
“Se proyecta más crecimiento en base a deuda, lo que implica que el Gobierno se queda con menos recursos para las inversiones, lo que significa que el crecimiento de la economía es más lento porque el país debe pagar en su momento”, citó.
Doble aguinaldo y falsas expectativas
El consultor internacional también se refirió a la posibilidad de “gatillarse el doble aguinaldo” si el crecimiento este año llega al 4.5% o más, lo cual consideró un “comentario político desafortunado del Gobierno”, pues es imposible que eso suceda.
“¿Cómo se mide el pago del doble aguinaldo?, es el periodo entre julio de 2020 y junio 2021, si el crecimiento en los primeros seis meses fue negativo del 8%, por más que se crezca el 2021 al 5% no alcanza, porque si se suman los dos y se divide para sacar un promedio no se logrará el 4,5%”, precisó.
Bolivia, poco atractiva a la inversión
Dunn dijo que se esperaba que el nuevo Gobierno entre con nuevas ideas y de alguna manera haga una actualización al modelo económico social comunitario productivo, que era también la esperanza de organismos internacionales, inversionistas y otros que miden el riesgo internacional, pero no sucedió.
“Lo que hubo fue una continuidad, un recrudecimiento de algunos aspectos negativos, como la relación con los privados. Lamentablemente este Gobierno se caracteriza por ser mucho más hostil con el sector privado que todo el Gobierno de Evo Morales. Lo que ha mostrado es que no hay interés por el sector privado y por el contrario, todas sus medidas son confrontativas hacia este sector”, manifestó.
Para el especialista, los mensajes enviados desde el Gobierno en sentido de que el sector privado es prescindible, que no se los necesita o “mejor si es sin ellos” demuestran que no hay canales efectivos de comunicación, que se dio una ruptura con las élites empresariales, que el conflicto de tierras se ha agravado más.
“Y eso es lamentable porque en la mayoría de los países de la región por lógica están uniendo fuerzas entre el sector público y privado (…). El problema del Covid-19 es que es demasiado grande como para creer que cualquier Estado se crea demasiado grande como para encararlo solo”, amentó.
Bolivia tiene uno de los índices de inversión privada más bajos de la región, de menos del 2% del PIB, llamó la atención Dunn, lo cual refleja una falta de seguridad jurídica, un alto nivel de trabas burocráticas, un régimen sobre-regulatorio.
“Bolivia ocupa el puesto 150 de 190 países; es decir, está entre los 50 países menos atractivos en el mundo para hacer negocios”, apuntó.
La banca y los diferimientos
En cuanto a la salud del sistema financiero, el economista señaló que en el país se adoptaron medidas como los diferimientos, que fueron comunes a nivel mundial y han sido bienvenidos por todos.
“Pero el problema se da cuando estas medidas que son excepcionales empiezan a tener un aire de permanentes, es ahí cuando la cosa se empieza a distorsionar”, advirtió.
La Ley Excepcional de Diferimiento de créditos, recordó que primero fue de tres meses, luego por seis, y después se volvió una medida hasta fin de año de 2020. “Luego vino el nuevo Gobierno y adicionó la reprogramación, entonces de excepcional no tiene nada, eso es lamentable”, aseguró.
Sin embargo destacó que a pesar de los embates de la pandemia y la regulación excesiva, “nuestro sistema financiero se mantiene estable y con perspectivas de mantenerse así”.
No obstante advirtió que esto dependerá de qué tan rápido se sale de la crisis causada por la pandemia y lo más importante, que haya una salida lo antes posible a corregir el monitoreo a la situación de la cartera de la banca.
“Es necesario hacer monitoreos con la misma rigurosidad de lo que se hacía antes de la pandemia”, recomendó.
El hecho de que alguien no puede pagar durante un año, no puede corregirse con una norma, según el entrevistado, pues claramente eso significa mora, lo cual no ha sido reflejado en los informes.
BD JMC
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