Por: Manuel Morales Alvarez |
Seguramente, los últimos tres años de la vida de Rolando Villena fueron los más intensos debido a los graves conflictos que tuvo que enfrentar desde su incorporación al Comité Nacional de Defensa de la Democracia-CONADE, el 10 de enero de 2018, sin desmerecer los desafíos que en el pasado debió resolver.
Cuando el CONADE se rearticulo y se convocó a organizaciones y personalidades para asumir su integración a esta organización que volvía a activarse después de 38 años, Rolando estuvo desde el inicio.
Fue integrante del Comité Ad hoc, luego parte del Comité Ejecutivo y finalmente fue nombrado como Presidente del CONADE.
Lo que puedo afirmar con convicción, es que Rolando Villena cuando llega a ser electo como Defensor del Pueblo un 13 de mayo de 2010, era ya una persona de trayectoria en la defensa de los derechos humanos que no sería objeto de manipulación y muchos menos cooptado por el gobierno del entonces presidente Evo Morales.
Evo Morales y Alvaro García Linera pensaron que Rolando Villena sería un defensor de su gestión, un defensor de sus errores. Es evidente, que la figura de la Defensoría del Pueblo es parte de la institucionalidad del Estado, sin embargo, no está a su servicio, sino a la defensa del pueblo y sus derechos. Como Rolando venía de la lucha, ya tuvo el honor de ser Presidente de la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos de Bolivia (APDHB) se sintió indignado ante la sola alusión que debería servir al gobierno de turno. A partir de ese momento, el Defensor del Pueblo se convierte en un rebelde al poder, al tiempo de consolidar su fidelidad hacia los ciudadanos y sus demandas.
Cuando discutíamos cómo caracterizábamos todos las luchas populares que se habían dado durante los 14 años de gobierno del MAS, coincidimos plenamente en que todas estas expresiones de rebeldía, movilizaciones, denuncias, demandas y resistencias a las acciones de autoritarismo y corrupción que se daban desde el gobierno y el Estado, podían ser categorizadas como “la resistencia democrática”, Rolando Villena estuvo absolutamente de acuerdo. Y cuando presentíamos las luchas que vendrían al llevarse a cabo, de forma ya irregular, las elecciones del 20 de octubre de 2019 signadas por la preparación del fraude, el desconocimiento a la voluntad popular expresada en la decisión soberana del referendo constitucional del 21 de febrero de 2016 (conocido como 21-f), Rolando fue uno de los que más aportó a la construcción del concepto de “desobediencia civil” en el contexto de las movilizaciones ciudadanas en defensa de la democracia. Él sentía que la desobediencia civil que empujábamos era una acción legitima y que no guardaba relación con la definición de este concepto escrita en libros o vivida de forma diferente en otros lugares. Para Rolando la desobediencia civil era la expresión pacífica de la resistencia democrática y armonizaba con nosotros para avanzar a través de ella a la madre de todas las batallas que fue la lucha posterior al fraude electoral de octubre de 2019.
Con el estandarte de la resistencia democrática, que le tocó asumir a Rolando Villena durante su mandato como Defensor del Pueblo, con la decisión de empujar la desobediencia civil, Rolando Villena participó de todas las movilizaciones del 21-F que se realizaron -especialmente en La Paz-. A la Plaza Avaroa, a la Plaza Murillo, a la histórica Plaza de San Francisco, a los Cabildos, con teas, con la bandera tricolor, rojo amarillo y verde en sus manos, con megáfono, con micrófono o a viva voz estuvo Rolando Villena y también su compañera Susana Susz.
Hay luchas solitarias, pero también hay un grupo de afortunados que encaran la lucha como pareja, como un verdadero acto de amor y de proyección hacia la familia y la sociedad. Ese fue el caso de Rolando y Susana.
Rolando Villena fue un punto de equilibrio permanente, él jamás estaría en una causa que denigrará al otro, al contrincante, en todo texto producido exigía que no se utilice el insulto, que se cambie los adjetivos por explicaciones claras, él hablaba con contundencia de que el gobierno de Evo Morales era un “régimen” que había perdido su contenido y que el presidente de entonces respondía a una visión “totalitaria” a partir de su vivencia en la defensa de la causa indígena del TIPNIS y de un conjunto de demandas que llegó a conocer profundamente.
Rolando Villena nos lega una trayectoria de lucha, consecuencia y transparencia a toda prueba, es uno de los mejores hijos del pueblo, honráremos su memoria siguiente su ejemplo.