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Por: Zulema Alanes. Foto: Municipio Huara.-
La crisis derivada de la pandemia del coronavirus desnudó la cruda realidad de los migrantes bolivianos en el exterior. “Están siendo tratados como parias, marginados y desarraigados” cuestionó el sociólogo Alfonso Hinojosa, en declaraciones a Cabildeo Digital.
El reclamo del especialista en temas migratorios se sumó al de varias instituciones nacionales e internacionales que pidieron al Gobierno la apertura de las fronteras para el retorno de los bolivianos detenidos en la frontera con Chile.
Las protestas se hicieron escuchar y al cierre del martes el Gobierno anunció que en los próximos seis días se garantizará el retorno de 307 compatriotas, entre ellos varias adolescentes embarazadas y niños que acompañan a sus padres, que actualmente reciben ayuda humanitaria en el Municipio de Huara, en territorio chileno.
El Gobierno se vio obligado a ceder ante las duras críticas a la decisión presidencial de mantener cerradas las fronteras para evitar el riesgo de una mayor propagación del coronavirus. La decisión fue calificada de inhumana y violatoria a los derechos humanos.
“Estamos habilitando centros de acogida y cuarentena en la localidad de Pisiga para recibir a los compatriotas que vienen de Chile”, anunció el ministro de Defensa, Fernando López.
"No nos nieguen volver a casa" rogó este martes Mayra Barba, una de las bolivianas que quedó varada en Santiago de Chile junto a otros 40 compatriotas, en un video que se hizo viral en redes sociales. Dijo que para lograr su objetivo están dispuestos a pagar un vuelo privado y cumplir la cuarentena y las medidas de bioseguridad.
El ministro López señaló que también se analiza el retorno de compatriotas que se encuentran en otras fronteras y en otros países.
Cuanto más distantes más invisibles
Aunque se han anunciado soluciones, en opinión de Hinojosa, “la emergencia sanitaria ha puesto en evidencia la precariedad de los migrantes, sea que estén en otros países o retornen a Bolivia, están en la primera línea de exposición al coronavirus”.
Según el especialista, allá donde se encuentren los migrantes bolivianos enfrentan condiciones muy precarias, y el caso de Chile constituye la cara visible de la situación pues en su opinión a mayor distancia las condiciones de la migración a Europa, específicamente España e Italia, pone a la migración boliviana en una situación de invisibilidad.
“Las bolivianas migrantes en Europa, por ejemplo, se concentran en las actividades vinculadas a la cadena de cuidados, son las cuidadoras de los ancianos que hoy se constituyen en el segmento más vulnerable frente a la pandemia del coronavirus y, por tanto, también han estado altamente expuestas al contagio del virus”.
Recordó que, en el caso de Italia, la migración boliviana está constituida fundamentalmente por mujeres y radicada en el norte de Italia, principalmente Bérgamo, la región que soporta la mayor propagación del COVID19 con riesgos todavía imprevisibles.
Dijo que la situación irregular de muchos migrantes bolivianos los coloca en una situación de mayor fragilidad a la hora de demandar servicios de salud y, por supuesto, serán los primeros en recibir el impacto de los problemas económicos estructurales que derivarán de la pandemia del coronavirus.
Recordó que Bolivia tiene cerca de un millón de emigrantes de los cuales el 52% son mujeres. Históricamente la mayor migración se concentra en Argentina, seguida de España, Italia y Estados Unidos y en menor proporción en Brasil y Chile.
La migración boliviana hacia el exterior tiene fines laborales, destacó Hinojosa, por tanto, su aporte a través del envío de divisas es una variable relevante para la economía nacional, “el último dato disponible sobre el monto de las remesas da cuenta que el 2018 superaron los 1.300 millones de dólares año”.
Chile: una migración estacionaria y sin protección familiar
La migración boliviana a Chile se ha expandido en los últimos años y aunque no hay cifras oficiales se estima en algo más de 70.000 personas están radicadas principalmente en el norte de ese país.
Hinojosa explicó que “se trata de una migración circular, realiza trabajos temporales, por tanto, va a y viene, cada tres o cuatro meses, y está constituida mayoritariamente por mujeres, especialmente de Santa Cruz y Beni, aunque también hay flujos más antiguos, pero ahora menos significativos, de La Paz, Oruro y Potosí”.
Por las características de estos migrantes laborales y por el tipo de trabajo al cual se insertan, son trabajadores temporales y por tanto si paran una semana quedan sin trabajo.
“Es una migración con mucha presencia de mujeres, en las áreas de servicios, muy particularmente de cuidados, pero también se insertan en tareas de recolección de frutas (uva, manzanas, olivo), éstas últimas, están más próximas a la capital, Santiago de Chile, y una considerable presencia en Iquique”.
Justamente por su trabajo temporal y estacionario, es una migración individual, sin lazos familiares, sin cobertura social “por eso retornan en busca del apoyo de sus familias, porque saben que ante un eventual contagio del virus no tendrán la cercanía familiar para enfrentarlo. Es añoranza de su tierra y búsqueda de seguridad familiar y social”:
No se justifica evitar su ingreso a Bolivia con el argumento de que constituyen una potencial fuente de contagio y propagación del COVID19, insistió Hinojosa, pues “de ser cierto es como admitir que el Estado boliviano les está negando el derecho a la salud, y los están dejando por fuera expuestos a condiciones de extremo riesgo, incluso para su vida”.
Dejó en claro que sus derechos están amparados en la Constitución y en la normativa internacional de la cual Bolivia es signataria. “Un primer precepto protección a todo ciudadano boliviano es la Constitución que, por primera vez, reconoce los derechos de los bolivianos en el exterior, y establece que el estado debe proteger a la población incluso fuera de sus fronteras”.
Una denuncia de alcance internacional
“Denunciamos ante la opinión pública nacional e internacional discriminación y vulneración de nuestros derechos humanos” afirman los bolivianos desde territorio chileno en un pronunciamiento público.
Detallan que el lunes 30 de marzo, “alistamos no solo nuestras maletas, también nuestras ilusiones y esperanzas para retornar a nuestro país” y añaden que ante la ratificación del cierre de fronteras “Nos sentíamos derrotados, no entendíamos como nuestras autoridades bolivianas tenían el corazón de dejarnos en el abandono. Y más considerando que en nuestro grupo hay mujeres embarazadas, niños, personas mayores”.
“Estamos a un día de cumplir una semana durmiendo a la intemperie, pasando frío y sin salir del campamento, en cuarentena, y si no fuera por la colaboración de la alcaldía de esta región de Huara, de los hermanos chilenos, de los residentes bolivianos en Chile que han estado solidarizándose con carpas, con frazadas y con comida estaríamos aún peor, pero no sabemos hasta cuándo será esta ayuda”, sostienen.
El pronunciamiento emitido antes de conocer el anuncio oficial de que se abrirán las fronteras concluye implorando “a las autoridades bolivianas, así también a nuestros mismos hermanos y hermanas bolivianas que nos permitan retornar a nuestro país y nos comprometemos a cumplir con todos los protocolos y normas sanitarias de la Organización Mundial de la Salud en relación al coronavirus. Así también la cuarentena que dispuso el gobierno interino de Jeanine Áñez”.
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