Por Zulema Alanes B.-
El mismo día que se confirmó el primer caso de coronavirus positivo en el país empezó a configurarse una secuencia de hechos que, con el paso de los días, fueron oficialmente calificadas como actos conspirativos.
Las protestas exigiendo la expulsión de la paciente del hospital de su pueblo, los bloqueos para evitar que sea ingresada para iniciar su tratamiento, el vía crucis de dos días y medio por al menos siete hospitales fue subiendo de tono y hubo hasta amenazas de muerte. Aún del cuadro de alto riesgo, la paciente sólo pudo ser internada con la intervención de la fuerza pública.
Inicialmente, estos hechos insólitos fueron atribuidos al pánico y la psicosis ante la incertidumbre que la llegada del coronavirus provocó en todo el país. Pero no cesaron, aun de las explicaciones y exhortaciones a la calma y a la solidaridad. Se repitieron y multiplicaron cuando apareció el segundo caso positivo del virus. No sólo se tomaron las calles, se activó una campaña en tiempo real y se empezó a circular información falsa en las redes sociales.
Las protestas se aplacaron ante la censura de la mayoría de la población que reclamó sanción para la intolerancia y por la vulneración del derecho a la salud y, por tanto, del derecho a la vida. Pararon los bloqueos y las arengas en puertas de los hospitales, pero tomaron la forma de crítica política cuando el 12 de marzo el gobierno decidió cerrar las escuelas, imponer el horario continuo en oficinas públicas y privadas, limitar las reuniones masivas a un máximo de mil personas y anunciar que determinaría la suspensión de los vuelos de ingreso y salida a Europa.
Las protestas se avivaron ante la radicalización de las medidas gubernamentales a través del decreto de emergencia sanitaria y cuarentena en todo el territorio nacional. El anuncio de un bono familiar y un plan de apoyo productivo para neutralizar el impacto del brote de coronavirus, no fueron recibidos como un alivio sino como una movida electoral de la candidata del oficialismo.
Las escaramuzas de la conspiración
A la par que el país se preparaba para librar la gran batalla contra el coronavirus, se activaron las escaramuzas de la conspiración. Según reveló en ministro de Gobierno, todo se inició con las protestas en la localidad de El Carmen, al este de Santa Cruz. “Tenemos evidencias que detrás del acoso a la primera persona que dio positivo al coronavirus hay gente con militancia política” dijo.
Y mientras la intolerancia hacía gala en el país, desde Argentina, Evo Morales utilizó la pandemia para enfilar sus críticas contra el gobierno a través de su cuenta de Twitter. “Expreso mi solidaridad con los familiares de las víctimas del #Coronavirus y con los afectados, y convoco a la unidad y responsabilidad de políticos y ciudadanos para hacer frente a la pandemia” fue uno de los primeros mensajes de Morales, mientras sus seguidores en Bolivia criticaban la estrategia gubernamental para encarar la pandemia.
Aunque durante su gobierno fue incapaz de mejorar el sistema de salud y se enfrentó frontalmente contra los “mandiles blancos” que resistieron en una inédita movilización que se prolongó por 50 días, Morales reclamó lo que no hizo durante 14 años de bonanza económica: “El Estado tiene la obligación de dotarles todo lo necesario para emprender esta tarea”. En la misma línea, el candidato del MAS, Luis Arce, criticó al gobierno e hizo propuestas que no formaban parte de su agenda cuando ejercía como superministro de Economía y, según el ministro Murillo, se dio a la tarea de desinformar.
“Yo les pido a los políticos, especialmente al candidato Arce, que no haga desinformar con su gente. Les pido por favor a los del Movimiento Al Socialismo que no hagan política, estamos luchando para que no haya pérdidas de vidas humanas. Con la vida no se debe jugar y no lo vamos a permitir”, sentenció el Ministro.
Horas después de que el Gobierno decretara limitaciones de circulación para evitar la propagación del coronavirus, la Federación de transporte libre del trópico de Cochabamba determinó desacatar la medida.” Hemos determinado no acatar la cuarentena dictada" anunció Francisco Córdoba, ejecutivo de esa organización a través de Radio Carrasco. Ante la ola de críticas, cambiaron de posición y anunciaron que acatarán la cuarentena.
En la ciudad de El Alto también resistieron la cuarentena y el toque de queda. Durante tres días se organizaron protestas que el viernes derivaron en enfrentamiento con la Policía que capturó a 24 personas acusadas de atacar con piedras a varios vehículos de la fuerza del orden y a una ambulancia que se dirigía a la ciudad de La Paz.
“Ocultan otro tipo de móviles” aseguró el viceministro de Seguridad Ciudadana, Wilson Santamaría. El grupo responsable de los ataques fue identificado como “Germinación Rebelde”, informó Tito Lucero, comandante Regional de la Policía de El Alto. La zona de Senkata, una de las principales carreteras de acceso desde El Alto a la ciudad de La Paz, fue escenario de enfrentamiento el pasado 19 de noviembre, con un saldo de ocho muertos y varios heridos.
Otro foco de resistencia se manifestó en Yapacaní. Este viernes por la noche, los mototaxistas se negaron a cumplir con la cuarentena y tomaron las oficinas policiales. El 12 de noviembre de 2019, el municipio de Yapacaní vivió una noche de enfrentamientos con un saldo de al menos 16 heridos, varios por impacto de bala.
Y no faltaron las noticias falsas. El jueves la Policía detuvo a un abogado que publicó un video que se hizo viral en redes sociales y que daba cuenta de un presunto caso de coronavirus en un centro de salud en La Paz. “Hay un abogado preso y se busca a un periodista por inventar noticias que alarman sobre coronavirus. Inventaron un nuevo caso en el Hospital Obrero de La Paz” anunció el ministro de Gobierno, Arturo Murillo.
¿Ignorancia o fanatismo?
Y en medio de esas escaramuzas, la diputada del MAS y dirigenta cocalera Juana Quispe afirmó que el coronavirus “es un invento de la derecha”. Restó importancia al impacto de la pandemia en el país, acusó a Estados Unidos de “inventar el SIDA y el Ántrax” y aseguró que el Gobierno “está politizando la salud y más se dedica a perseguir a la gente”.
La diputada Quispe es la misma que en 2018 protagonizó un bochornoso acto al escupir y arrojar su coca acullicada a dos diputados opositores al MAS, tras la sesión de la Cámara de Diputados que terminó abrogando el Código del Sistema Penal por presión de la larga lucha de los “mandiles blancos”.
Las declaraciones de Quispe, fueron comidilla en las redes sociales. “Por esta razón, la elección debe ser selección y selección quiere decir elección de los mejores. El voto se debe traducir en valor y éste en capacidad y meritocracia. En términos legales ella es nuestra representante. Que decida su vida, ok; pero decide la vida de #Bolivia”, escribió el periodista Andrés Gómez en su cuenta de Facebook .
“No nos matará el coronavirus, sino la ignorancia de algunos de los políticos. Así, uno entiende por qué rechazan la cuarentena en el Chapare o por qué hacen escapar a la Policía en El Alto. Ella y su bancada decidirán si se ratifica la fecha de las elecciones”, opinó la periodista Mery Vaca en su cuenta de Twitter.
El coronavirus se coló en la agenda electoral. En las últimas horas, a convocatoria del Tribunal Supremo Electoral, forzó un preacuerdo de partidos políticos para postergar las elecciones generales del 3 de mayo. Desde Argentina, durante una entrevista televisiva, Evo Morales rechazó esa posibilidad porque según argumentó “En las elecciones no hay grandes concentraciones, uno por uno llega, vota y se va”.
De no haber variación en el calendario electoral, el 3 de mayo más de siete millones de votantes asistirán a las urnas.