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Los últimos 15 años se ha registrado en Bolivia el ingreso de emisarios y un jefe de al menos ocho cárteles que se dedican al tráfico de drogas provenientes de cuatro países. Según el registro de los medios de comunicación, estos enviados han realizado sus actividades ilícitas sobre todo en el oriente y norte del país.
De acuerdo con informes de la Policía Boliviana, se estableció un plan de seguimiento a integrantes del Primer Comando Capital (PCC) y el Comando Vermelho (CV), ambos de Brasil, a miembros de los cárteles colombianos de Medellín y del Norte del Valle, además de haberse detectado la presencia de los cárteles mexicanos de Sinaloa, Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el de Tijuana. A estas organizaciones se sumó la Ndrangheta calabresa, una de las mafias italianas más sanguinarias.
En su oportunidad, el ministro de Gobierno, Carlos Romero, reconoció que cárteles de Brasil y Colombia mandan emisarios a Bolivia para cometer delitos, pero aseguró que esto no significa que los cárteles se hayan instalado en Bolivia.
En mayo pasado, el representante en Bolivia de la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (Unodc), Thierry Rostan, alertó que el acusado de narcotráfico Pedro Montenegro “evidentemente tiene vínculos” con cárteles que operan en Colombia y México.
Sobre los cárteles de México, se conocen datos de la posible presencia del cártel de Sinaloa, cuyo líder es el temible Joaquín Guzmán Loera, alias “Chapo”. En 2011, Jesús Guzmán, hijo de el Chapo, viajó a Santa Cruz para tomar cursos de pilotaje de aviones y contactar a traficantes de droga locales.
Según informes de inteligencia de la Dirección Antidrogas de la Policía del Perú (Dirandro), una filial del cártel mexicano de Sinaloa operó en Bolivia a través de emisarios. Según el reporte, en noviembre de 2013, un piloto boliviano, Ángel Roca Rivera, murió en suelo peruano cuando transportaba decenas de kilos de cocaína, que eran gestionados por una facción del cártel mexicano. La droga debía salir de Perú hacia Bolivia y luego a Brasil, para partir a puertos de España, Holanda y México.
En diciembre de 2017, Brasil dio a conocer que fue capturado en su territorio José González Valencia, uno de los tres líderes del cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), que presuntamente residía en Bolivia y fue capturado portando un documento boliviano en un complejo turístico en Fortaleza. El mexicano portaba una cédula con identidad boliviana, a nombre de Jafett Arias Becerra.
El norteamericano, que tiene un amplio prontuario y es requerido por la justicia de EEUU, fue detenido junto a su familia y no opuso resistencia. Habría residido por dos años en Bolivia sin que las autoridades nacionales siquiera lo sospecharan. La Policía de Brasil informó que el mexicano tenía pasaporte boliviano.
Asimismo, en agosto de 2017, un informe de EEUU dio a conocer que el líder del cártel de Jalisco Nueva Generación, Raúl Flores Hernández, alias “El Tío”, compró un equipo de fútbol de primera división en Bolivia. No se encontraron pruebas al respecto.
Otro cártel que trabaja con emisarios en Bolivia es el de Tijuana. En marzo de 2015, dos narcotraficantes peruanos que traficaban cocaína para el cártel mexicano de Tijuana fueron detenidos en Beni.
El entonces ministro de Gobierno, Hugo Moldiz, presentó a los antisociales junto al jefe antidroga de Perú. Se trataba de Zósimo Teofantes Bermudo Crespo y Percy Ramos Santillán, quienes lideraban el tráfico de droga desde el Valle del río Apurimac, Ene y Mantaro (Vraen) de Perú, hacia Brasil y de ahí a México y Europa. Los narcos utilizaban Bolivia como territorio de paso.
Brasileños
Si bien la presencia mexicana se dedica exclusivamente al tráfico de drogas, los emisarios brasileños operan también en otros ámbitos delictivos, atracos, robos y negocios ilegales.
Uno de los ilícitos fue el asalto liderado por el brasileño Mario Tardelli a un blindado de la empresa Brinks en marzo de 2017, que llevaba más de $us 700 mil.
Tardelli fue identificado como un cabecilla del PCC, poderoso cártel que se disputa el monopolio de la droga con CV.
Según datos, las organizaciones criminales brasileñas (CV-PCC) participaron en atracos, extorsiones, secuestros, tráficos de drogas y de armas.
En abril de 2017, tres individuos del Comando Vermelho intentaron liberar a algunos de sus miembros que están detenidos en la cárcel de Cobija, en Pando. Esta organización criminal también operó en asaltos menores en Santa Cruz y Beni.
Dos cárteles colombianos
En febrero de 2011, la Policía detuvo al colombiano Jesús María “Chucho” Osorio Torres. Osorio, según el entonces jefe nacional de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico, Gonzalo Quesada, era el nexo más importante en Bolivia del cártel colombiano Norte del Valle.
En tanto, la presencia del cártel de Medellín en el país data desde los años 80, con los conocidos nexos entre el narco boliviano Jorge Roca Suárez, alias “Techo e’Paja”, con Pablo Escobar, líder del cártel de Medellín.
En 2000, cuatro colombianos fueron detenidos en una hacienda en Guayaramerín, en una megafábrica de droga que producía 2 toneladas de cocaína por mes. Los colombianos eran parte del cártel de Medellín.
Rutas de la droga
Según autoridades antinarcóticas, en Bolivia hay tres rutas de la cocaína que se trazan por la Amazonía de los departamentos de La Paz, Beni y Santa Cruz y Pando, hacia los países de Brasil y Paraguay.
País de paso
Bolivia se ha convertido en un país de paso de la cocaína de narcotraficantes de Perú, que utilizan rutas bolivianas para llevar la droga a Brasil y luego a EEUU y Europa.
94% de coca va al narco
Según estudios de la Unodc, el 94% de la coca que se produce en el trópico de Cochabamba se va al mercado ilegal, la mayor parte a la producción de cocaína. En el trópico hay 6 mil hectáreas de coca.
En Bolivia operan los temidos clanes de droga
La forma más usual de narcotráfico local en Bolivia es el clan. Esta organización está compuesta generalmente por familiares y personas cercanas, que trafican droga a pedido de organizaciones transnacionales.
Generalmente producen droga en cantidades menores, ya que las grandes narcofábricas son regentadas por extranjeros.
Los clanes dominan el transporte de la droga. Generalmente es su mayor ocupación, ya que conocen el terreno donde operan.
Los clanes suelen asociarse con los emisarios de los cárteles y de las mafias extranjeras.
Por ejemplo, en Beni se conoce la existencia de cinco clanes que dominan este negocio ilícito, y que incluyeron en su red a funcionarios de distintas instituciones.
El pasado martes, las fuerzas antidroga desbarataron el clan Candia Castedo, que operaba en las provincias Moxos y Ballivián de Beni.
El operativo se dio luego de que una avioneta boliviana fuera detenida en Paraguay con 302 kilos de cocaína. El piloto, de nacionalidad boliviana, era sobrino de una de las cabecillas del clan Candia Castedo. La avioneta también estaba a nombre de uno de los testaferros de esta organización delictiva. El caso dejó tres detenidos en Bolivia y seis son buscados.
La Ndrangheta italiana mira la droga boliviana
El último caso de narcotráfico, vinculado a Pedro Montenegro Paz y los exjefes policiales de Santa Cruz Gonzalo Medina y Fernando Moreira, develó una red de tráfico de drogas vinculada a la mafia Ndrangheta, la organización criminal calabresa también conocida como la familia Montalbano, que domina la actividad delictiva en el Mediterráneo y las costas italianas.
La operación Pollino, activada contra la mafia italiana Ndrangheta, por fuerzas antinarcóticos de Italia, Alemania, Holanda y Brasil en 2015, desbarató un cargamento de droga de decenas de kilos y dejó más de 90 detenidos. En Brasil, como parte de este operativo, se detuvo a más de 12 personas y se pidió la aprehensión de otras, entre ellas Pedro Montenegro. El boliviano sería uno de los encargados de proporcionar cocaína a la red internacional para exportarla a Europa.
Así, la mafia italiana se vinculó con la cocaína boliviana.
El clan del detenido Montenegro, según la Policía, es liderado en Bolivia por el colombiano Enrique Villarreal Quintero, hoy prófugo de la justicia.
En 2012 hubo otro antecedente. Alessandro Maria Maesano, miembro de la Ndrangheta, uno de los más buscados por la Policía de Italia, fue detenido en Bolivia.
Según datos, la Ndrangheta cuenta con más de 60 mil miembros en Europa y opera en al menos 30 países.
ANÁLISIS
“Policías de la región tienen que compartir inteligencia”
Gonzalo Quezada. Exdirector de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (Felcn) y especialista en combate a las drogas
El último tiempo no hemos encontrado ya cabecillas o peces gordos, eso implica que la inteligencia, la coordinación con relación a estos grupos es insuficiente, entonces se necesita coordinar mucho más con países de la región, como Brasil, Argentina o Chile, para que ellos compartan más información sobre estos grupos. Eso es una gran limitación.Otra limitación es que el país no está haciendo una lucha efectiva contra la legitimación de ganancias ilícitas, porque en el círculo vicioso del tráfico de drogas, un eslabón importante es el dinero sucio que vuelve a ingresar al país y vuelve al círculo. En ese sentido, la lucha contra la legitimación ha sido insuficiente. También hay vacíos legales que no ayudan y no efectivizan esta lucha.Lo que vemos es que las bandas criminales han hecho contactos con otras organizaciones buscando mercados. Está el mercado de Brasil, otro que está floreciente es Asia y el que ya está consolidado es Europa. Ha habido un enlace entre fuerzas ilícitas a Italia y de Europa del Este, hubo incluso casos de Euroasia. Por eso es importante que las unidades de inteligencia trabajen relacionadas con los policías del cono sur, eso es importante.
En los últimos informes internacionales sobre el consumo de cocaína, éstos siguen estables, significa que el negocio está estable, por eso se ve que en cuestión de precios sigue estable y la tendencia es ésa.
Debemos poner énfasis en que el manejo de la información en este último tiempo ha sido limitado, las policías antidroga de la región tienen que cooperar más porque el problema afecta a sus países, entonces hay que mejorar y fortalecer esas relaciones para compartir información y combatir a estas redes criminales.
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