Por: Sonia Montaño - Socióloga
Estamos ante una crisis de la democracia muy severa. Por un lado el gobierno ha hecho de la participación de las mujeres un manto de oscuridad y complicidad donde ellas se destacan por levantar la mano.
No ha habido políticas orientadas a la igualdad, quienes han acudido al poder han emulado las prácticas clientelares, machistas y corruptas de sus jefes o han guardado silencio ante la ofensiva misógina de Evo, sus agresiones verbales que fomentan la violencia, la creciente pobreza de las mujeres, las brechas salariales y de ingresos, la falta de servicios públicos para garantizar el alivio de la carga de trabajo doméstico y no remunerado, la muerte materna, la trata, el acoso político, en fin. Poco podemos rescatar de estos trece años de paridad en el legislativo, salvo el surgimiento de una imagen que refuerza los prejuicios y nos coloca como menores de edad.
La oposición y en particular Carlos Mesa, hasta la fecha no ha dado ninguna señal de empatía o sensibilidad frente a la grave situación de discriminación que vivimos. Mientras la violencia cobraba víctimas en Santa Cruz, El Alto y Tarija el candidato mandaba twitters sobre el equipo de San José y cuando se pronunció dijo aparentemente sin entender lo que decía, que había que revisar las leyes. esto, en este caso, es lo menos urgente.
Votaré por el, tapándome la nariz porque el olor a discriminación que me provoca la sobrerepresentación de hombres de su equipo sólo podrá ser mitigado si sus listas parlamentarias, su gabinete y sus políticas recogen la agenda feminista.
Me niego a hacerles el discurso, como dice Gabriela Ichaso Elcuaz , si el no entiende - aun está a tiempo- que somos la mitad de la población, que hemos luchado por la democracia y estamos en la lucha por el 21 F con más presencia que ellos. Ya fue un balde de agua fría la elección de su candidato a la vicepresidencia, ahora se suma la participación en la reunión de Santa Cruz donde no se vio ninguna diferencia con los otros partidos. Aun está a tiempo de ganarse y merecer el voto de las mujeres, si no lo hace auguro que su gobierno será una versión "soft" del MAS porque sin mujeres no hay democracia, no hay políticas justas y no hay renovación